Con una inversión de US$ 225 millones aproximadamente, se reactivaron todas sus áreas operativas y reacondicionaron sus activos existentes, incluida la planta de procesamiento, el Truck Shop y sus campamentos, generando -en la etapa de desarrollo- alrededor de 700 empleos y más de 1.000 durante el año de máxima actividad.
Tras el inicio de operaciones en la Fase 7, Kinross anunció la incorporación del rajo Purén a sus objetivos operaciones, lo que permitió sumar cerca de 200 mil onzas de material a nivel productivo, para un total aproximado de un millón de onzas de oro.
Con la reactivación de Purén se logró optimizar la mina en un 45 %, llevando su vida útil hasta principios de 2026. No obstante, Kinross continúa estudiando otras oportunidades potenciales en los depósitos Coipa Norte y Can Can, con el objetivo de extender su durabilidad hasta fines de esta década.